El proceso de divorcio internacional puede ser más complejo que un divorcio nacional, ya que puede implicar leyes y procedimientos diferentes en diferentes países. Para tramitar un divorcio internacional, primero es necesario determinar cuál es la jurisdicción competente para el proceso. Esto puede depender de varios factores, como la residencia de los cónyuges, el lugar donde se contrajo matrimonio o el lugar donde se encuentra la mayoría de los bienes matrimoniales.

Una vez determinada la jurisdicción, se debe presentar una demanda de divorcio ante el juzgado competente. Es recomendable contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho internacional de familia para asegurarse de que se cumplan todos los requisitos y procedimientos necesarios. Es posible que se requieran documentos adicionales, como traducciones oficiales y certificados de matrimonio y nacimiento.

Además, en un divorcio internacional, puede ser necesario establecer medidas de protección para los hijos, como la fijación de una pensión de alimentos, la atribución de la custodia o el régimen de visitas. Es importante tener en cuenta que el proceso puede ser más largo y costoso que un divorcio nacional, debido a los trámites y procedimientos adicionales que pueden ser necesarios.

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